Presencia de amor

No me seas molesto,

juicio que tanto te quejas

sufriendo inventadas penas

por todo insatisfecho.

Deja de estar inquieto

que nada importan tus problemas

pues en mí solo amor es la presencia.

Mentira es tu nombre,

miedo tu apellido

y como un ladrón sombrío

en la oscuridad te escondes.

Ante la luz no te expones

pues tu poder es olvido

que nada puede ante el amor vivo.

Como un mercader mezquino

alto precio a todo pones

e incapaz de pagar el importe

tus propios bienes te son prohibidos.

Mas para amor todo es gratuito

y su felicidad no tiene coste

pues el gozo en sí mismo lo conoce.

Qué sabes tú de contento

creyendo que todo falta,

que ni lo demasiado alcanza

si hambre es tu alimento.

Qué importa tu razonamiento

si todas tus razones son falsas

e incapaz eres de ver lo que nunca falta.

Quieres que con otros me compare

mostrándome lo bien que está mi vecino

o lo mucho que tiene un desconocido

como si eso en algo importase.

En amor no necesito compararme

pues he hallado el tesoro en mí escondido

gozando así la gracia de tan dulce vino.

Insistes en lo mismo:

que debo ser diferente

que no soy suficiente

que no debo ser yo mismo.

Mas amor manda “ámate a ti mismo”,

y esta ley es la paz de mi mente

pues amando soy lo que soy realmente.

Lejana es tu meta

cada vez más lejana,

persiguiendo un mañana

que a cada paso se aleja;

mas amor está tan cerca, tan cerca

que buscarla es tarea vana

pues lo que es ahora nunca se acaba.

Pesado es tu camino,

viviendo en constante lucha

cubierto de méritos y culpas,

en cambio amor no tiene camino

pues tampoco tiene destino,

consciente ya ahora de su hermosura

su principio es satisfacción y dulzura.

A lo que está siempre presente

no lo llega a ver tu ciencia,

confundida en las apariencias

se hace ciega a lo evidente.

Tan solo el amor entiende,

conociendo la verdad en esencia,

pues el amor es la pura inteligencia.

Siempre con excusas para no amar

te miras y encuentras defectos,

y viendo al mundo como a un espejo

no te das cuenta de tu crueldad;

conócete a ti mismo y conocerás la verdad

y no podrás más que amarte sin peros

reposando en la presencia del ser eterno.

Recordando el pasado,

preocupado por el futuro

así pasas tus días, confuso,

obviando la presencia de lo amado;

abre tus ojos a lo más cercano,

que ahora está presente, tenlo por seguro,

pues lo demuestra la presencia de tu ser puro.

Como un hijo confundido

abandonas tu hogar

y te resistes a recordar

tu herencia cubierta de olvido.

Al hogar del que nunca has salido,

el poder de amor te hace retornar

sabiendo que el Ser no te puede abandonar.

Siempre en la periferia

allí construyes tu casa

expuesto a miles de amenazas

te mudas de miseria a miseria.

Amor tiene una sola residencia

el centro y corazón del ser es su morada

y permanece en ella inalterada.

Satisfecho por tan solo ser

nada tengo que cambiar,

nada tengo que lograr

pues amor todo me lo da a entender.

La consciencia de ser,

esa única certeza de la que no puedo dudar,

en la misteriosa gracia me hace reposar.

Más allá de los problemas de la vida

donde los juicios ya no llegan

tan solo un vacío queda

en la quietud de deliciosa armonía.

Amor en este orden confía,

abandonando el miedo y sus quimeras

solo a esta gracia se rinde sin reservas.

Bajo las capas y capas de juicios

permanece la verdad desnuda

que en amor perfecto perdura

sintiendo la plenitud de su vacío,

contenta de ser lo que siempre ha sido

no necesita transformación alguna:

sabe que es completa y perfecta sin dudas.

Así como el sol brilla

expresando su esencia inagotable,

dando de sí a todas partes

bendice con luz y calor toda la vida,

así también el amor que el ser inspira,

se conoce a sí mismo inagotable

dándose en gracia y vida desbordante.

Amor es la intimidad con lo eterno

y reposando en perfecta paz,

en el seno de lo real,

goza la presencia de lo verdadero;

libre de las ilusiones del sueño

no tiene nada que discriminar

pues sí mismo y lo amado son amorosa unidad.