7 Principios de la Realidad
En este artículo se presenta una síntesis de la filosofía no-dual (no-dualidad) según la comprensión de este autor, expuesta en siete puntos llamados los "7 Principios de la Realidad".
Nota preliminar: Este es un resumen del libro: ¿Qué es realmente la realidad?
1. Sólo existe una única realidad y no hay nada aparte de ella
Para demostrar que existe una única realidad no-dual, es necesario convenir primeramente una definición de la “realidad”. La realidad es definida en este contexto como aquello que en verdad existe, en contraste con lo que tan solo parece existir (ilusión). Esta realidad debe ser fundamental y no puede ser producto de otra cosa.
Para esta demostración se hace uso de la certeza de que la realidad debe ser fundamental y, por lo tanto, todo lo que existe, o parece existir, debe reducirse a ella:
- Suponer que existen dos realidades
- Si ambas realidades existen, significa que el factor común en ambas es la existencia. Es decir, ambas realidades pueden reducirse a un factor común, el cual es la existencia misma. Incluso si ambas realidades son diferentes, esas diferencias existen y por lo tanto también pueden ser reducidas a la existencia.
- Ya que todo se reduce a la existencia y la existencia es única, pues nada existe aparte de la existencia, no pueden existir dos realidades.
- La existencia es la realidad y la realidad es la existencia.
De esta manera se demuestra que la realidad es la existencia y la realidad es una o única. Es más, debe notarse que la existencia, llamado también “El Ser” no tiene un contrario, porque tal cosa como no-existencia (Nada o No-Ser) en verdad no existe y no puede ser tomada en cuenta. Todo lo que es conocido tiene un contrario, por ejemplo, la luz tiene un contrario, que es la oscuridad, pero la existencia es lo único que no tiene algo con lo que contrastarse. De este modo, la existencia es no-dual.
2. Toda la diversidad de cosas y seres no es más que ilusión
Al reconocer que sólo la existencia es lo que en verdad existe, se debe también admitir que toda la multiplicidad de objetos y seres es tan sólo aparente e ilusoria.
Además, si la realidad o existencia es única, eso implica que:
- La existencia no tiene ningún límite, pues para que algo tenga un límite, debe estar limitado por algo distinto de sí, pero como no hay nada distinto de la existencia, se infiere que la existencia es ilimitada.
- Es autoexistente o existe por sí mismo, incondicionalmente, sin depender de nada.
- No tiene un inicio y ninguna causa le pudo haber dado origen. Por lo tanto, es increada e incausada.
- Es eterna, siempre existente, sin fin.
- Es inmutable pues no puede transformarse en algo distinto de sí mismo.
- Es completo, pues nada le puede faltar.
- Es indivisible y no está compuesta de partes, siendo un todo homogéneo.
Es decir, al reconocer a la existencia como la única realidad no-dual, necesariamente se implica que la realidad es: ilimitada, incondicionada, incausada, sin inicio ni fin, eterna, inmutable, completa, indivisible, independiente, contínua, absoluta.
Solo la realidad cumple estos criterios y todo aquello que no los cumple, no puede ser llamado realidad. Es decir, todo lo que es limitado, lo que tiene un inicio y un fin, lo que está condicionado, lo que depende de otra cosa, lo cambiante, lo divisible, es necesariamente irreal o ilusorio. Es decir, la dualidad o multiplicidad es ilusoria.
Se puede decir que si algo tiene un contrario, ese algo es necesariamente ilusorio. Por ejemplo, si decimos que existe una estrella pero a la vez sabemos que hay otras cosas que no son una estrella, tal estrella y todo lo que no es tal estrella, son ilusiones.
Solo la existencia no tiene algo con lo que ser contrastado, pues la no-existencia no existe. Esto implica que todo aquello de lo que somos conscientes, ya sea el mundo, el cuerpo, los pensamientos, los sentimientos, y todo lo que es conocido por la mente, es necesariamente ilusorio.
¿Qué es entonces real?
3. La realidad fundamental es Consciencia
Hasta aquí hemos visto que solo existe una única realidad, que esa realidad es la existencia misma y que todo lo demás no es más que ilusión o apariencia.
Para descubrir lo que es esta “existencia” es necesario notar que tenemos dos conceptos aparentemente antagónicos. Por un lado, tenemos a la realidad, que es lo que en verdad existe, y por el otro, tenemos a la ilusión que tan solo parece existir pero en verdad no existe. Siendo la realidad lo único que existe, la ilusión debe aparecer únicamente a causa de la realidad, pues no puede haber otra causa. Es decir, es la realidad la que otorga a la ilusión aparente existencia.
También se debe notar que toda ilusión no aparece más que en la mente y es producida sólo por la mente. Por lo tanto, la mente es el fundamento de la ilusión, es decir, la mente es la condición sin la cual la ilusión no podría parecer existir. Esto sugiere que la realidad es la mente o algo más fundamental que la mente. ¿Hay algo más fundamental que la mente?
A lo que se llama mente es al conjunto de todas las impresiones o experiencias, ya sea en forma de percepciones, pensamientos, imaginaciones, recuerdos, sentimientos, emociones, etc. ¿Cuál es el origen de todas estas impresiones o cuál es la condición sin la cual ninguna de ellas podría tener lugar? El fundamento de la mente es la consciencia, puesto que sin la consciencia nada de esto podría aparecer ni experimentarse.
Si la consciencia es el fundamento de la mente, ¿cuál es el fundamento de la consciencia? La consciencia no tiene un fundamento aparte de sí misma. ¿Cómo probar esto? Se puede asumir que la consciencia tiene un fundamento no-consciente. Si tal fundamento ha dado origen a la consciencia, entonces ese fundamento debe ser consciente, pues no se puede crear nada sin consciencia. Esto lleva al absurdo, por lo tanto, no existe algo más fundamental que la consciencia, es decir, la consciencia se fundamenta en sí misma y existe por sí misma.
Si la consciencia se fundamenta en sí misma y existe por sí misma, entonces se concluye que la consciencia es la existencia y la existencia es consciencia.
La consciencia es la realidad única no-dual y fundamental.
4. La ilusión se reduce a la Consciencia
Como hemos dicho, la ilusión no existe por sí misma sino que se sostiene de la realidad, que es existencia-consciencia. La consciencia es el origen, la sustancia, la apariencia y la percepción de la ilusión. La ilusión se reduce por lo tanto a lo único que en verdad existe, que es la consciencia. La ilusión no es ni puede ser otra cosa que consciencia. Esto es así tanto para las cosas que son mentales, como pensamientos y sentimientos, así como también las del mundo físico, como la materia, la energía, el tiempo, el espacio, etc. Por ejemplo, un árbol no es un árbol como tal, porque un árbol no existe por sí mismo, sino que es sólo conciencia, apareciendo en forma de árbol; incluso la apariencia (ilusión) solo está hecha de, hecha por y aparece en la conciencia.
Todo lo que existe, o parece existir, no está hecho de otra cosa que consciencia. Además, todo aparece en la consciencia y no hay nada fuera de la consciencia. Aunque parece haber un mundo fuera de la consciencia, en realidad no es así. Como no existe nada aparte de la consciencia, todo se reduce a la consciencia. Es decir, el mundo que observamos “fuera” de nosotros no es distinto a lo que está “dentro”. Para la consciencia no aplica tales categorías como dentro o fuera, pues es lo único que existe.
Por último, toda la ilusión no se origina de otra cosa que consciencia. Es la consciencia la única causa primaria de la ilusión. Es decir, todo lo que se experimenta, incluyendo los pensamientos, los sensaciones, el cuerpo, el universo, etc, todo eso se origina de la única causa posible, la causa incausada, la cual es consciencia.
Para ilustrar esto, se puede estudiar el caso de los sueños. En un sueño, existen principalmente dos cosas: 1) un mundo soñado y 2) un sujeto de observación. El mundo soñado incluye todas las cosas, como objetos, personas y sucesos, que son percibidas fuera del sujeto de observación. El sujeto de observación percibe el mundo soñado como algo fuera de sí mismo y también percibe todo lo que aparece en su mente como sensaciones, pensamientos, emociones, etc. Sin embargo, tanto el mundo soñado como el sujeto de observación se originan de la misma mente del soñante. Es decir, todo lo que aparece en el sueño, tanto el mundo como el sujeto, se originan de la mente, aparecen en la mente y están hechos únicamente de mente. Como la consciencia es el fundamento de la mente, lo mismo se aplica para la consciencia. Es decir, una única consciencia crea un mundo y un sujeto, con la multiplicidad de cosas y experiencias. De la misma manera, todo esta experiencia de un mundo físico, cuerpos y seres, al que llamamos en su conjunto “realidad” es en naturaleza similar a la de un sueño. La realidad del sueño es solamente consciencia y la realidad de lo que llamamos “mundo real” es también consciencia.
Es decir, la ilusión es en realidad la única Consciencia manifestándose en múltiples formas y múltiples experiencias. La multiplicidad es ilusión y la multiplicidad se reduce a la unidad, que es la existencia-consciencia.
5. El verdadero “Yo” es Consciencia
Habiendo descubierto que la única realidad es la Consciencia y teniendo en cuenta que tengo la absoluta certeza de Ser o Existir, siendo esto un hecho que se evidencia a sí mismo, es necesario concluir que lo que verdaderamente soy es la Consciencia misma. Es decir, la verdadera identidad del Yo es la Consciencia y nada más. El Ser que Yo Soy es la existencia misma: la consciencia.
Es más, la verdadera identidad de todos los seres aparentemente separados y distintos unos de otros no es otra que la única Consciencia todo abarcante. Es decir, no hay múltiples seres o múltiples consciencias, sino que la única consciencia, el único ser, se manifiesta como múltiples seres. Las aparentes diferencias y la aparente separación entre los seres no son más que ilusorias. Todos los seres son en realidad el mismo ser, la misma consciencia.
Esto implica que el verdadero Ser que Yo Soy es único, ilimitado, inmutable, imperecedero, incausado, sin inicio ni fin, independiente, incondicionado, indivisible, completo, sin falta. Mi verdadera identidad es la misma que la de todos los seres y todas las cosas. No hay nada separado ni diferente del Ser que Soy. El Ser es todo y todo es Ser. Yo soy eso.
Si esto es así con certeza, necesariamente el concepto habitual que tenemos de nosotros mismos es erróneo y falso. Es decir, creemos ser algo o alguien que en verdad no somos. La noción de ser un individuo limitado, diferente de los demás seres y diferente del mundo, es errónea y debe ser descartada. Tomarse como un ser limitado es una identificación errónea, pues identifica el Ser con algo que es ilusorio.
Lo normal es creer que la siguiente historia es cierta: “Yo soy un individuo limitado, que nace y muere, que siempre está cambiando, que no está completo por sí mismo, que tiene necesidades, que depende de otras cosas, que tiene una historia, que está influenciado por su entorno, que debe protegerse y proteger a los suyos, que debe buscar la felicidad”. Pero esta historia carece de realidad porque solo habla de lo ilusorio. Reconocerse a sí mismo como la única realidad, la existencia misma, la consciencia misma, es lo correcto, aunque los sentidos y la mente sugieran fuertemente lo contrario.
Es tan solo por la limitación de la mente, que está cubierta de olvido, que no se puede ver la naturaleza ilimitada del ser. La mente es limitada en cuanto a lo que puede llegar a conocer o experimentar, sin embargo, la consciencia, que es el sustento de la mente, es siempre la misma sin importar si su conocimiento es limitado ya que todo conocimiento o experiencia es en esencia consciencia.
Reconocer a la consciencia como el único Yo, es reconocer la verdad y deshacer el error de la mente que se identifica con un Yo personal y limitado.
6. La naturaleza inherente de la realidad es la felicidad
Al no haber nada aparte del Ser, el Ser es completo, sin que haya nada que le falte, nada que le sobre, nada que le sea contrario, nada que esté mal en sí, nada que necesite. Siendo completo incondicionalmente, está siempre satisfecho en sí mismo. Esta es la felicidad inherente del Ser, la dicha de la existencia.
Esta felicidad está presente siempre, pues es la naturaleza misma del Ser. Esta es la felicidad verdadera, la felicidad incondicionada. No depende de nada, pues es propia a la existencia misma y la existencia no puede dejar de ser. Tampoco esta felicidad puede ser alcanzada pues ya está presente ahora, sin falta. Tan solo está cubierta de olvido por la mente que pierde de vista su verdadera identidad. Al identificarse erróneamente con un Yo personal y limitado, la mente está condenada a sentir limitación, necesidad, falta, miedo, deseo e inquietud. Es decir, al tomarse a sí mismo como un individuo limitado, el sufrimiento es inevitable. La disolución del sufrimiento en la dicha de la existencia es mediante el reconocimiento del Yo como la existencia misma, la pura consciencia impersonal.
Teniendo la total certeza que el Ser que Yo Soy es la única existencia y que no hay nada aparte de ella, se descubre la paz siempre presente en la que ya no hay nada que ganar y nada que perder. Absorbiendo el sentido de Yo en la pura existencia-consciencia impersonal e ilimitada, todo sentido de falta e inquietud se disuelve, revelándose la inherente felicidad del Ser que existe por sí mismo.
Antes de que este cuerpo sea, Yo Soy. Antes de que el universo entero sea, Yo Soy. Yo soy lo que existe independientemente al cuerpo, al universo y a todas las experiencias. Yo soy el fondo o el fundamento sobre el que todas las cosas aparecen y desaparecen. Siendo esto así, ¿qué me puede faltar?, ¿qué me podría completar?, ¿qué me podría hacer daño?, ¿qué podría ser causa de sufrimiento?
No solo el Ser que Yo Soy es el fundamento de todo sino que ES todo. No hay nada que este Ser que Yo Soy no sea. ¿Qué es la fortuna y la desgracia sino la Consciencia que Yo Soy?, ¿qué es la alegría y la miseria sino la dicha que Yo Soy?, ¿qué es el nacimiento y la muerte si no la Existencia que Yo Soy? Todo se disuelve en la esencia y la esencia es el Ser que Yo Soy. ¿Qué son el placer y el dolor, la ira y la calma, la quietud y el conflicto sino diferentes nombres para la misma existencia, la verdadera identidad de todo, la verdadera felicidad?
Todo es Yo, nada está separado. Esta es la dulzura de la unidad.
7. Por lo tanto: Tú eres la Realidad, la Consciencia y la Felicidad misma
Tú eres la única realidad y no hay nada aparte de ti.
Tú eres la existencia misma, lo único que verdaderamente existe.
Tú eres aquello que existe por sí mismo y no puede dejar de existir.
Tú eres el único Yo verdadero, la consciencia pura impersonal.
Tú eres la realidad en la que toda ilusión se disuelve como hielo en el océano.
Tú eres la verdad misma.
Tú eres aquello que nada puede afectar.
Tú eres la paz que nada puede perturbar.
Tú eres el tesoro que nadie puede robar.
Tú eres la total apertura que nadie puede cerrar.
Tú eres la plenitud de la que nada se puede quitar.
Tú eres el sí a todo.
Tú eres el sí en todo.
Tú eres la inteligencia que nada discrimina.
Tú eres el amor que todo lo integra en sí mismo.
Tú eres la dicha de la existencia.
Tú eres la dicha incondicionada.
Tú eres siempre libre.
Tú eres la felicidad que buscas.
Tú eres la felicidad por la que te esfuerzas.
Tú eres la felicidad siempre presente.
Tú eres completo y sin falta.
Tú eres lo que más amas.
Tú eres el ser en todo.
Tú eres la única realidad.
Todo se resume en ti.
Reconoce esto.
Vive esto.
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